miércoles, 5 de octubre de 2011

Y LOS NIÑOS QUÉ… de CARLOS A. BADARACCO




He visto llorar en los rincones
amargas lágrimas de hiel,
he oído suplicas, he oído gemidos,
he sentido el hambre rondando mi piel;
niños hambrientos, piel de durazno,
rostros dormidos gimoteando el dolor,
barrigas vacías, manos extendidas
en busca de pan, pidiendo comer.
Quizás se me acallen mis gritos de pena
mis lágrimas vivas por un niño más;
aquellos que duermen tapados con diarios
en un Retiro sucio de mugre fatal.
He visto llorar a los niños tan tiernos,
los he visto sin paz y sin vida también.
He caminado las calles buscando comida
en los tachos de vida que otros tiran y se van.
Están como hundidos en sus propias cavernas
los niños son penas que viven y van.
Allá en la esquina es seducido un niño
un rostro inmundo le toca su piel,
es una mentira que esgrime un “violín”
tocando sus cuerdas busca tocar,
saciar sus anhelos, sus sucios deseos
entregando desvelos que siempre vendrán.
Allá en la esquina hay otro pequeño
que aspira una bolsa y viaja a un lugar
un lugar tan perdido que lo lleva sin más.
Arrojados los niños, no apuestan vida
la muerte circunda una vez más.
Allí están como ausentes en un mundo corrupto
los niños…,  ¡TUS NIÑOS!
verán un futuro de guerra voraz.
No son pordioseros ¡son simples vidas!
ignoradas por nadie porque nadie los mira y nadie serán.
¡Ay niños! niños del hambre los siento en el alma
quien pudiera abrazarlos para darle amor.
Algún día serán los culpables de aquello que obtuvieron,
ser hombres sin sangre, sin amor y sin paz.
No juzguemos a nadie somos todos culpables
de la cruel indiferencia, de la ignorancia supina,
de la desidia humana, de la omisión indigna, 
no apartéis la vista, no seáis tan cruel.
no te sientas resentido, yo no soy el único
que aparta la mirada ante el dolor del mundo
pero habrán otros que lo hacen mejor.

CARLOS A. BADARACCO
28/9/11

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