jueves, 6 de octubre de 2011

EL RANCHO de CARLOS A. BADARACCO



 


Una indómita sensación de melancolía.
desde los abedules se alza.
Entre las sombras del bosque
mi rancho, que se levanta humeante
entre la neblina que en el alba se esparce.

Mi madre va
con su bastón a cuesta,
dejando deslizar los aromas
de un pan humeante en el horno a leños.
En la sala se siente un tibio aroma a lenga
que perfuma la casa y la calienta,
las llamas flamean desorientadas
entre el calor agobiante de los leños encendidos.

En el frente, el sauce
con su savia llorando
atiende la historia de aquel pueblo escondido.
que se asoma en la ladera oeste del filo.

Entre solapadas caricias
el tiempo pernocta en un sinfín de dádivas
que los ciclos pasados le han entregado a la tierra.
Germinan los campos para la cosecha segura.

CARLOS A. BADARACCO
6/10/11

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