miércoles, 5 de octubre de 2011

IRENA SENDLER de CARLOS A. BADARACCO



El mundo me dio el sostén,
me dio la luz y la esperanza,
un futuro de confianza,
un fulgor en el camino.
Dispuesta como en senderos
donde la incertidumbre
se va insertando ,
sabiendo que entre las sombras
la claridad renace como en silencio,
sin nombres, sin acciones
que en la vida se vieran
la esperanza quizás entregue
una candil para el atajo.
Se apagó  un farol
que iluminaba las distancias,
se murió como en silencio,
como si el mundo no la viera,
Irena Sendler fue su nombre
y en la historia dejó su impronta,
aquella esperanza de vida
que entregó para los hombres;
2500 niños, 2500 ilusiones,
una ruta de semblanzas
para esta realidad tan furtiva
que nuestro futuro nos entrega
con un talento incomparable.
¡Buscad la paz para que brille la libertad!,
¡buscadla entre los silencios!,
¡entre la mezquina soledad!,
¡buscadla ya sin más
como si no hubieran fronteras!,
¡como si en el alma renaciera
cada día de la vida
un encuentro con la osadía,
con el albor de la mañana,
el coraje de luchar
con el fervor de los días!
y a partir de allí vieras que hermosa
se levanta la faz de la tierra
en sublime entrega con la armonía,
con la paz absoluta y el amor por la vida.
No hay gestos pues hay hechos
que marcarán nuestro destino,
será la misma alianza con nuestro sino
aquella impronta que dejemos
para bien de nuestro futuro
y el pleno ejercicio del amor.

CARLOS A. BADARACCO
27/9/11

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