martes, 25 de octubre de 2011

GEMIDOS NOCTURNOS de CARLOS A. BADARACCO



 


Casi es de noche
se encienden prestas las farolas,
los sentidos se iluminan
y corre una sombra fugaz.

Los ramajes se ladean,
proyectando  una sombra
ondulante que se posa
en las siniestras fachadas de la iglesia,
los badajos se estrellan en el acero
y suenan tenuemente las campanas.

El crepúsculo se intensifica,
las luces se encienden como locas,
penetran los quejidos del monte
en una nostálgica quietud,

Las calles empedradas se adormecen,
cesan poco a poco los alborotos,
las aves buscan un lugar entre la fronda
y el sueño se aproxima lentamente

Allí tú, como escondida en las tinieblas,
como poseída por el deseo;
con el frío enroscando tu semblante,
tres monedas y un instante
de ardorosa excitación.

Se llenan los espacios vacíos
durante un susurro fingido,
ante una fugitiva sensación
de algún sitio surgió un gemido
y una ardorosa agitación.

La noche cumple su cometido,
entre la aurora y la ambición
se entregan a los sueños los laborantes
y se levanta furtivamente la exaltación,
se van muriendo los gemidos
se levantan las sombras en los rincones
se adormecen poco a poco
en la encaramada seducción....
Así pasan las horas
en el pesar de una noche oscura
la soledad es la compañera
de los míticos instantes de amor,
amor profano dicen algunos,
sentido amor otros dirán,
lo cierto es que en esta noche
las pasiones se han levantado
contra los silencios y la oscuridad.

CARLOS A. BADARACCO
20/10/11

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