jueves, 6 de octubre de 2011

DESÁNIMO de CARLOS A. BADARACCO



Entre las sombras omniscientes de la existencia,
estático pero consciente de su fervor, cae,
el hombre cae en sus visiones fervientes por la vida, cae,
dormita entre sueños de presagios simples. Se desata
como entre míticos deseos de alentar vida,
existencia pura, evidencia de un sentir humano
tan solícito, tan vívido y real
que en la abundancia de los desatinos se levanta
como irradiando luces en su presencia
con los espíritus en las sombras, pero reflexivo
y en ese sino que heredó proclama, con fe
y se yergue hasta el confín de sus sentires.
Se impulsa hacia el futuro convencido de su verdad .

Aunque no exista la verdad por ese ritmo cambiante
que la naturaleza le ofrece al destino
se alza venturoso y ansioso de su proclama.
Este ascenso a lo curioso de la experiencia,
ese desvelo que se asoma fidedigno a sus principios
están allí, como alentando devenires.

Y en el silencio más procaz de los destinos
se yerguen los valores por encima de la esencia.
Allí durante el alba sucumbe en su intento
y el desaliento
como una pérfida espada de Damocles corta sus anhelos,
desbarranca sus aspiraciones y el hombre muere
se deja morir sin advertir que la vida es lucha
que no es fácil soportar los desvaríos que la existencia nos entrega.

CARLOS A. BADARACCO
6/10/11

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