Soñar mis momentos
de placeres terrenos,
instantes de dicha
de consciente desvelo,
aceptar los consuelos
que encendieron mis llantos
complacer mis locuras,
padecer mis tormentos,
encerrarme en mi mismo.
Ser yo
y sentir que moría,
apresar las desdichas,
levantar los principios,
descubrir mis valores
y defender mis derechos
que en mis venas ardían.
Sentirme libre
como las aves del monte,
enterrar mis raíces
bajo mi tierra que es noble
aunque en el fragor de la gente
se niegue su ilustre proclama,
perseguir a mi nombre
para hallar con sentido
mi identidad y mi honra.
Expresar mis palabras
mis ideales sin miedos,
enfrentarle a la vida
resistiendo tormentas,
transcurriendo en el tiempo
con coraje y cordura.
Mordiendo mis labios
como mascando las piedras,
arrojándome al vacío
como lanzando una roca,
albergar tanto odio
como escondiendo mutismos.
Sin recoger los gemidos
de mi alma contrita
esbozar claras iras
con un puñal en mis manos
y esconderlo en el alma
alimentando los odios.
Darle un beso a la vida
a la insistente premura
de formar mi cultura
con la astucia de un cóndor
que en las caídas se eleva
con la fuerza del viento.
Ser un peregrino
por las distancias del tiempo
para llegar a una meta
que yo mismo me impuse,
descorrer tantos velos
que encerraban “verdades”
que a lo largo del tiempo
fueron siendo distintas
y hoy advirtiendo otros vientos
han cambiado de nuevo.
No contemplo la idea
de achicarme a la vida
no es muy digno de un hombre
aflojarle a la lucha,
entregarse a los vicios
como quien se entrega a la muerte;
no…, eso es de necios
de infelices truhanes
que no ponen coraje
para enfrentarle a la vida.
Sinsabores malignos,
envidias sin nombres
que carcomen a espaldas
como come el cobarde,
el indigno profano
que se siente un valiente
y no es otra cosa
que una larva viviente.
Quizás sea más útil
pero es un signo inmoral
esconderse en las sombras
De frente a la vida
con la fuerza en un puño
con el coraje en el pecho
y los principios en el alma
así se ha de vivir
en lugar de ser un capón
encerrado entre la mugre,
la asquerosa mugre del mundo.
Aquí estoy siempre vivo
agradeciendo a la vida
la salud y la astucia
que he logrado con lucha
con esfuerzo y con ganas,
sin ser un parásito
que vive del otro
o un ignorante astuto
con la maldad bajo el poncho
Así soy, así me muestro
así moriré con el sabor de la honra.
¡Esta…, esta es mi vida!
CARLOS A. BADARACCO
24/10/11
No hay comentarios:
Publicar un comentario