Dos anónimos moradores en los caños:
mugrientos, inmundos, desastrados,
un “porro” luciente entre sus labios
y en sus brazos heridas de agujas infectas,
Dos simples “muchachoides” deshumanos,
como arrojando las manos
dormidos o muertos exhibían un simple lazo
en sus brazos hastiados de pinchazos.
Sus rostros pálidos, desencajados, avejentados
con sus veinte años en sus pieles estriadas
y una bolsa de plástico a un costado
con pegamento oloroso aplastado.
Un dolor espantoso que sacude mi alma
al ver una dulce esperanza de vida yacente,
arrojada a los buitres como si nada.
SOCIEDAD “DIGNIFICADA” ¿EXISTES?
DIOS MÍO ¿EXISTES?
CARLOS A. BADARACCO
3/10/11
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