miércoles, 25 de mayo de 2011

CONMOCIÓN de CARLOS A. BADARACCO






CONMOCIÓN
poema gótico - trágico
música del
“EL INFIERNO DE DANTE”


Un alma perdida transita
olvidada en el tiempo,
calla, se esconde, vaga
en el medio de un silencio atroz,
palpita, se estremece
se conmueve ante la vida
se entristece, se mortifica.
No encuentra la salida
y deambula, divaga, merodea
es una soledad devastadora
que la sacude, la conmociona.
Vibra en la noche,
se crispa ante su amado vivo
siente su calor, pero no lo alcanza
siente su dulzor, pero no lo emociona.
y canta, canta una canción de muerte.
Está aprisionada en la oscuridad,
condenada a la perenne inmortalidad
de los inocentes límbicos taciturnos.
La tristeza es dura, profunda,
irrita a las almas que deambulan,
indigna las pasiones mortales,
pervierte a los espectros de la noche.
Las calles se muestran frías, lúgubres
y en medio del jardín una rosa morada
presagia su eterna condena,
perpetuamente en la noche,
perdurablemente viva,
en la más terrible eternidad.
El infierno la proclama,
denota su presencia
y la reclama
el fuego la consume, la devora
escapa y comienza a vagar nuevamente
por la eterna soledad de la noche

13/06/09

NOCHES MUNDANAS de CARLOS A. BADARACCO

IMAGEN EXTRAÍDA DE GOOGLE





Un tiempo que pasó, una lágrima que cayó,
los ojos empapados proclaman una angustia,
es un presagio, una argucia.
Se preparan los duendes de la noche
para poblar la ciudad sin un reproche,
vuelan por los aires de mi tierra,
vuelan como eternos caudillos
de la nostalgia y la melancolía.
Se vierten en el aire aromas de pueblo,
aromas de desvelos, de risas y llantos lejanos
que sufren retiros en tiempos y distancias.
Se acercan facciosos los duendes
presagiando momentos de locura;
la noche se viste de carruajes
que surgen de recuerdos y de oleajes.
Vívidos instantes de pasiones
se esbozan sin quererlo pero surgen.
Las paredes traslucen los gemidos
de enlaces y de sesgos de pasiones
que arden en las noches enloquecidas,
arden sí, más allá de la locura,
de fiestas e instantes de holgura,
se refugian sin piedad en cada pecho,
hay heridas que visten sumergidas
las más indiferentes perversiones,
no importa son nuestras las intenciones
de vivirlas sin más que la demencia.
¡Ay! Buenos Aires, que tierra la tuya
la nuestra, la de aquellos, los forasteros
que pretenden transformar tu alegría
en medrosos gimoteos de nostalgias.
¡Ay! Buenos Aires, cuándo te comprenderán,
cuándo habrán de entender tus proclamas,
tus afrentas escarnecidas por lo foráneo.
Tus días de desvarío nunca terminarán
son como las algas del mar
se arrastran languidecidas por las profundidades,
como luciérnagas entumecidas por el invierno,
como la alondra que reniega en los pastizales.
Buenos Aires, te siento mía, te siento dentro,
te siento clavada como un puñal acá en mi pecho.
CARLOS A. BADARACCO
12/3/11
(DERECHOS RESERVADOS)

martes, 24 de mayo de 2011

PRESAGIOS de CARLOS A. BADARACCO


PERFIL EXTRAÍDO DE IMÁGENES GOOGLE


(DERECHOS RESERVADOS)


Mi presagio es amarte,
sentirte en mi alma
como una luz encendida,
conversarte despacito,
susurrarte en el oído
palabras hermosas
que adornen tu vida,
palabras de amor
que suenen bonitas
y entonces,
vencida
me ames sin cavilar
Por ahora estas lejana,
en medio de una lúgubre mañana
esperando no sé qué,
quizás el final del camino
o también el comienzo del destino.
Sueño también con besarte
suavemente con ternura
y también con dulzura,
entregarte todo mi corazón y esperarte.
Es para mí la vida una insanía
al no tenerte dentro de mí
como encendida,
provocando mi ansiedad

También deseo mirarte,
sentirte en mi pecho
adornada de recuerdos
y esperanzas
para que no vivas sin mí.
Quiero adornar tu vida,
que mires el futuro
con confianza e ilusión,
levantar así tu espíritu
y querernos ya
sin más
28/06/09

ME VOY CONTIGO AL MAR de CARLOS A. BADARACCO








Antes de irme quiero
andar por la arena reclamando al mar,
sentirme sumergido en tus brazos Alfonsina.
Tú que estuviste en mí,
iluminando mis simples letras,
cubriéndome de algas y líquenes;
las cinco sirenitas que fielmente te acompañaban
y meneaban el carruaje colmado de
caracolas que me llevaban  hasta ti,
carroza tirada por peces multicolor,
rodeada de hilos dorados y un caballito de plata
que empujaba con fuerza de mar.
No me asustan los miedos si estás tú,
si me tomas de la mano y me cubres de letras,
aquellas que tanto amaste en tu largo penar
¡Ay Alfonsina que sin ti no muero!
¡Ay que no tengo consuelo, ni fortaleza ya!
¡qué me siento débil y me acongoja
no estar y si estoy no estoy si no estás tú!
sólo estoy en el mar, con tu retiro y tu amor
amor que tienes en ti para entregar,
amor que me cubre y me vigoriza,
amor que necesito para morir en paz.

CARLOS A. BADARACCO
1/08/09

lunes, 23 de mayo de 2011

OCASO de CARLOS A. BADARACCO

(DERECHOS RESERVADOS)






Soy de mi vida el tiempo,
soy sin embargo la distancia,
vuelvo y voy denotando edades,
caudales de agua fluyen rabiosas y mansas;
estoy en el tiempo de tormentas y proclamas,
 en una nube de lamentos que vienen y que van.
Buenos Aires me acompaña,
desde sus atardeceres porteños
fluyen conmigo alientos orilleros;
vamos hacia el ocaso,
mi vida junto al tiempo sucumben,
rasgan en instantes de furia y de llanto.
Estoy en mí, siempre en mí, apoyado y metido en mí.
Los días pasan, San Telmo, la Boca, Floresta, sin embargo presentes,
acoplan pausas, relieves, turgencias, temperancias,
son distancias de tiempo pasado que vuelven
en el recuerdo, vuelven hoy trémulas,
sin dichas ni querencias, sin falacias;
son auténticos lamentos de etapas
que lloran, que sufren, que sudan.
Trastos viejos colman mis memorias,
heridas cortantes de tiempo y espacio.
Hoy el amor es vano, ya no me sostiene,
estoy viejo y rancio;
mortajas de quejas envuelven mis días
riñen y atosigan, queman y quebrantan;
espíritus latentes surgen de repente
y quiebran instantes de sosiego y letargo;
molestan, dañan, rechinan los huesos;
recuerdos nacen y mueren presurosos,
se van y luego vuelven,
distintos vuelven,
como queriendo alentar vuelven
y sin embargo abaten.
Imágenes de viejo, de anciano temeroso,
espantado por los tiempos nacientes,
jóvenes tiempos que hieren
e irrumpen con historias profanas,
blasfemas historias de vicios y perversiones

CARLOS A. BADARACCO
15/3/10

MUJER de CARLOS A. BADARACCO

(DERECHOS RESERVADOS)







De noche, caminando por Buenos Aires,
sus sombras, sus empedrados, sus fantasmas.
 Encerrado en mi mismo,
contemplo mujer, tu hermosura,
tu suave piel, tu frescura,
el fugaz encuentro con un abismo,
un abismo de amor que sin ternura
 recorre las calles, sin premura.
Un soplo  fugaz, una caricia,
un principio de amor que con codicia
recoge pasión desenfrenada.
Mujer de la noche, de la noche oscura;
mujer de principios,  pero ultrajada;
repartes amor, amor ferviente,
apasionado amor envilecido,
seduces con tu faz y sin sentido
vuelves vacía, sola y sin valía
¿Cómo ser hombre, mujer,  para adorarte?

CARLOS A. BADARACCO
19/03/10

domingo, 22 de mayo de 2011

OTOÑO FANTASMAL de CARLOS A. BADARACCO






Lentamente,
camino por entre las hojas doradas del atajo.
De un lado, árboles sinuosos, espectrales,
antiguos algarrobos que arquean sus ramas
como queriendo alcanzar el suelo.
Del otro lado un cerco de pensamientos,
violas y crisantemos,
que frondoso y exuberante me acompaña
como deseando estirar al verano.
Las sombras fantasmales
se proyectan en el atardecer
y una bruma incipiente
comienza a brotar en la distancia.
Y allí, como melancólico
camino yo, reflexionando.
Una lejana melodía me acompaña
enamorando este momento sublime,
instantes profundos de meditación
y concentración insondable.
Los amarillos, marrones
y naranjas se proyectan.
En mi mente, parecieran recrear
el frío, la humedad y la lluvia
dando la impresión de un paisaje
mustio, sombrío y apagado.
El viento zigzagueante intenta evadirme.
Todo pareciera transmitir nostálgicos momentos
en un soplo excelso, de soledad
y a la vez un encuentro consigo mismo,
con la misma interioridad.
Ocultándose la tarde está,
como se oculta también el verano,
trayendo lentamente la paz y
el sosiego que envuelve al paraje
¡Ay, otoño de oro!,
¡cuánta belleza nos entregas,
cuánta soledad y nostalgia!.
Arde mi corazón de melancolía
en este otoño pleno y sombrío

CARLOS A. BADARACCO
25/6/08


LA SALA DE LA ABUELA de CARLOS A. BADARACCO






En la sala, la ventana y las cortinas,
los cuadros de la abuela y el espejo,
 lentamente cobran significado
con un recuerdo a cuesta ensimismado.
Un medallón de oro y un anillo
dispuesto sin cuidado sobre la cómoda,
el mantillón de misa y el devocionario,
unos pendientes prístinos de agua marina.
Débilmente se esboza un artilugio
que palpa el pasado como ensalzado,
más vívido mientras más recordado.
Un aire de hastío, mustio, húmedo y helado
recorre la historia de la sala,
una triste historia desventurada,
engaños, traiciones y amarguras.
Gradualmente se renueva la asfixia
y las telarañas cobran tétrico significado.
El mundo afuera como si nada
y adentro los recuerdos pernoctan exasperados.
De tristeza y eternidad se alimentan
los tormentos vividos en el pasado.

06/04/2010

EL OCASO DE UNA VIDA JOVEN de CARLOS A. BADARACCO

(DERECHOS RESERVADOS



EN HOMENAJE A MI ALUMNO SANTILLÁN
Una vida joven que se nos escapó de las manos, por la inexperiencia, por la incomunicación, ¿por la desidia?. Una vida joven que ya no está.


Una luz, el ocaso, lejos lo percibo;
en la distancia el horizonte se abre
a mi paso desahuciado
que grita, que proclama
como estremeciendo el alma.
La suerte se juega monstruosa,
presagio de muerte, de final enceguecido.
Afortunado el lazo me aclama enardecido.
Soy y no soy, estoy y no estoy;
vivo, aunque muero día a día.
Sin sentido mi vida se aleja,
se cuelga del destino y me deja;
no hay historia, tampoco futuro,
nada vale, solo, sin nombre.
Valores que no distingo, acuden a mi alma;
estoy colmado, lleno de pesares
que no puedo ni quiero manejar.
Una carta y una soga me acompañan;
la roca toca mis pies y los hiela,
enciende mi lamento, me exaspera.
¿Estás allí, dulce hechicera de la muerte?
pues entonces ven, recógeme…



10/06/10

sábado, 21 de mayo de 2011

EL SENTIDO DE NUESTRA VIDA de CARLOS A. BADARACCO

(DERECHOS RESERVADOS)










Buscar la luz es labor del ser humano,
esa es indudablemente su misión en esta vida,
descubrir la verdad, el bien, la paz
es perpetuar ese camino,
indagar la esencia de las cosas
será el fin que se persiga.
Debe haber soportado mucho frío
aquel hombre que se negó
a  buscar la presencia
del sol en su larga vida.
pues prefirió vivir en lo oscuro
de un mundo de ignorancia
sin  perseguir con la razón,
la impronta que la vida le ha cedido
“El hombre es un caminante
que vive en busca de la felicidad”,
esa es la acepción cabal
de nuestra efímera existencia;
en lugar de ser una hermosa cara
sin identidad durante tanto tiempo,
un agraciado hálito que vive
 sin un sentido consumado,
se puede volar más alto que un águila
buscando el fin más auténtico,
llevando perpetuamente
el viento bajo sus alas y volar
más allá del saber que la inteligencia nos inspira,
luchar por los principios más enaltecidos
es tocar el cielo con las manos,
es hallar el verdadero significado de nuestra  presencia,
es concluir la real misión de nuestra faena.
Puede ser que pases inadvertido,
pero la humanidad seguramente
ha valorado tu tarea y entonces propagarás
tus principios más preciados
para lograr la felicidad tan deseada.
Luces de gratitud ignorada }
seguramente nos esperan
al final de nuestro arduo cometido
pues ese será el premio más sencillo
que podremos lograr al concluir
venturosamente nuestro destino

CARLOS A. BADARACCO
17/05/09

INTROYECCIÓN de CARLOS A. BADARACCO

(DERECHOS RESERVADOS)







INTROYECCIÓN

Mírate a ti mismo, mírate y júzgate,
no eres tú el que antes eras,
no encierra tu espíritu la misma alegría,
aquella con que al mundo mirabas
tan plácidamente desde tu más tierna juventud,
Mírate en lo profundo de tu ser,
allí donde estás en toda tu inmensidad.
Recógete y vuélcate a la realidad de hoy,
sorprende al mundo con tus valores más profundos.
No eres tú ni lo serás sino te introyectas.
Mírate a ti,  dentro de ti
y encontrarás un amor dormido,
el mismo que declamaba tus deseos
y hoy llevas reprimido.
Un cuajo dormido se menea en tu pasado
y no te permite trascender, pues la culpa te somete
te atasca y te anula cual terrible amargura.
Mírate, allí estás perdido en la vastedad de tu mismo ser;
reniégate y difúndete
como antaño cuando recurrías desde tu interior,
a la pureza de tu mismo ser,
aquel que eras y el que es, y no ves
Mírate, introyéctate, recógete
y levanta orgullosamente tu espíritu indómito,
vuelve a ser, despliega tus alas cual cisne altivo,
sin miserias, ni aflicciones dañinas,
sin tribulaciones ni arrebatos oprimidos
Así como fuiste y serás,
auténtico, audaz, lúcido y gentil.
Descubre tu señorío altanero vedado injustamente;
que atruene el león que llevas oprimido,
con su bramido acallado y dormido,
Despierta arrogante de tu pasado orgulloso
Y se tú, el que eras, aquel que fue y debe ser

CARLOS A. BADARACCO
5/5/09

EL CARTERO DEL AMOR de CARLOS A. BADARACCO

 (DERECHOS RESERVADOS)











Como poseyendo la razón
el cartero golpeó a mi puerta,
y en medio de mi sufriente silencio
retumba el llamado, como en reyerta

Golpeó nuevamente
y luego lo hizo otra vez
como impaciente en comunicar
 una noticia inesperada
tan sutil y desesperada,
que trasciende mi alma inquieta.

Es el cartero, el que se impacienta y grita,
- ¿Apúrate Serafín!, ¡Apúrate, abre la puerta!
que presiento noticias bellas
que moverán tu espíritu indómito.

Tus sueños me han llamado y aquí estoy
impaciente Serafín,
¡Apúrate, que es para bien!...
Abrí la puerta y con placer,
el cartero me entregó
la carta en discusión.

La abrí y comencé a leer.
No se equivocó, era el amor
que golpeaba la puerta
El cartero lo presintió,
y se conmovió
- Era mi corazón el que te llamaba, me dijo
¿Me equivoqué? ¿No es lo que esperabas?

- Sí, le dije con alegría, sí ¡qué felicidad!
mi amor vuelve a mí,
las rosas florecen otra vez
es distinta la brisa mañanera
los pájaros vuelven a cantar
hay aroma a perfume en el aire
todo vuelve a nacer
las palabras cobran sentido
mi corazón vuelve a latir
todo es luz, incluso en mi sentir
la claridad me envuelve otra vez
y el calor del día se posiciona en mi.

Siento amor, amor de verdad
¡Gracias amigo, amigo mío, gracias otra vez!
- No hay de qué, agregó,
- soy un juglar que interpreta al amor
y cuando lo presiente desespera por cantar

CARLOS A. BADARACCO
23/03/09