Me arrancaron las uñas de los dedos
y el pueblo nunca protestó.
Siguieron arrancándome aún los dedos
y el pueblo siquiera se inmutó,
habrán de perseguirme hasta la muerte
y el pueblo seguirá ignorando mi dolor.
La dignidad habrá muerto para entonces
y yo habré muerto en mi calvario otra vez
mi corona continuará con sus espinas,
enterrando sus infectos aguijones
como aquel Cristo “político” que en su calvario
ha sufrido la valentía de morir
por los valores más preciados del humano
y ante la injusticia de aquellos tiempos sin valor.
Mi sangre se esparcirá entre lo indigno
y aun así habré ganado en mi valor.
Cuando el pueblo se calla ante lo injusto
suele quedar sumido en la barbarie
y en un estado de destrucción de sus principios
sucumbirá, como arrojado a la inmundicia,
ignorado en la hoguera de lo inmoral,
donde el hedor alimentará a los gusanos
que la indignidad ha hecho resurgir
por la ignorancia enceguecida de lo viciado
que esclaviza al servil y entroniza al vividor.
Será el estigma de un nuevo camino
el mismo que nos lleva a perecer,
entre los “valores” corruptos de la existencia
un hombre no se puede cultivar.
“Es mejor ser dominado que vivir”
“Es mejor estar de rodillas ante lo humillante
que levantar la bandera de la probidad”,
“ser esclavo de la ignorancia vale más
que ser libre cultivando el conocer”
y así amigos, la vida sigue entre las sombras
y como los ciegos buscando entre la nada
algún indicio que nos pruebe
que aun vivimos persiguiendo la verdad.
CARLOS A. BADARACCO
21/10/11
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