No se calla el cantor
porque el cantor canta vida,
canta sueños e ilusiones,
pasiones y desconsuelos.
Nunca se ha de callar
esa voz que clama justicia,
aquel que ve en la inmundicia
el castigo de los hombres.
No se ha de callar porque vive,
porque siente y persigue
la paz, la honra y la hidalguía.
Su motivo de algarabía,
es el albor de la mañana,
cuando nace la confianza
a la que rinde culto y pleitesía,
cuando nace la pujanza
por un mundo en plena alianza
con la fe puesta en el futuro
donde el camino que es muy duro
es el camino de la lucha.
La incertidumbre es mucha
sin embargo aquel cantor
sigue cantando al fragor de la añoranza
al ruego de un pueblo que en su confianza
levanta la bandera de la equidad.
Nunca se habrá de callar
el cantor cuando esgrime
palabras llena de luz y proclama,
un grito de paz y concordia
que desde dentro y para afuera
expele como el aire que respira.
Nunca se habrá de callar
siquiera en su poesía,
es el don que le dio la vida
por ver un futuro mejor.
Es la luz que manifiesta
la templanza y la esperanza
para alzar con plena alabanza
la bandera del amor.
CARLOS A. BADARACCO
28/9/11
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