Como un tábano socrático me poso
y entierro hábilmente mi aguijón,
persuado con astucia el correctivo
y aunque en la cueva
aun pernocten las tinieblas
delato con furia la inopia,
la arrogancia de aquel sabio ignoto,
aquel sabio precursor
de la necedad instaurada
que a fuerza de falsos silogismos
pretende ganar la contienda.
No son asuntos de disputas
las verdades meritorias de la vida
son cuestiones del saber,
del difícil comprender,
del designio de aprender,
del conocer y sostener
aquello que en la existencia
vale con justicia sustentar
con la fuerza de un volcán
que en su astuta erupción
lanza verdades al viento
para elevar la equidad,
el equilibrio y la armonía
que alimenten al mundo
con la furia sostenible
de un auténtico ideal.
CARLOS A. BADARACCO
20/10/11
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