Camino incierto plagado de vicios,
pervertidos, amorfos.
Desesperante atropello,
celo con la muerte,
desahuciado,
enviciado,
atropellado,
humillado,
colmado con fauces, atosigado.
Una sociedad amorfa
que vive sin alma,
autómatas de la existencia,
no importa el otro
importo yo
y mi pluma que escribe
pavadas sin sentido.
¡Y me creo poeta!
y soy simplemente un bardo
viejo, obsoleto.
Estoy fuera del tiempo,
con principios vetustos
que ya no encajan,
que ya no dicen nada
En fin… ¿qué dirán
los hombres del mañana?
CARLOS A. BADARACCO
17/7/11
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