sábado, 6 de agosto de 2011

EPITAFIOS de CARLOS A. BADARACCO


Lo que sí puedo afirmar es que no todos los ancianos de este hogar sienten lo mismo. Entre ellos se animan siempre. Pero algunos tienen tanta soledad que no pueden manifestar sino penas. Yo las recojo con atención y las convierto en poemas para que se conozca lo que muchos no alcanzamos a divisar ahora que gozamos todavía de cierta juventud.







Ya, en el final de mis días,
¿Qué espacio cubriré yo en la misma nada
cuando se acabe la presencia de mi existencia?,
¿qué dirán de mí los que no se han muerto
y perviven musitando palabras vacías?.
¿Quiénes caminarán mis espacios tan presentes
aquellos que se encierran en la vida como muertos,
como ciegos trastos de la misma indolencia en la que son?
¿Qué sentirán de mí?, ¿qué valores quedarán
luego de la presencia tosca que he vivido?.
Serán horas de hastíos sin dolor ni angustia
las mismas que habremos de vivir los muertos todos;
ni un gemido, ni una sola gota de dolor ni llanto
ni gritos de alegría y albedrío se sentirán enraizados
en la tierra donde mis restos yazcan  inertes.
¡Ay, Señor, si existes!, ¡qué inútil fue mi vida
ante mis seres amados, los que vivirán mí mismo hastío
pues han conocido eso, nada más ni nada menos!.
¿Cuántas tumbas han quedado hundidas en los vacíos
en las tierras olvidadas por los tiempos;
los cementerios están así, vacíos
y sólo la vida que no existe pervive,
una vida a la que todos llegaremos.
Yo agregaría a mi epitafio…
“Ten presente lo que ves, amigo mío
pues así como me ves
algún día te verás”

CARLOS A. BADARACCO
17/7/11

No hay comentarios:

Publicar un comentario