No me gustan los poemas cursis,
me aburren, me llenan de hastío
me gusta la intensidad, la profundidad del alma
y el alma habla tan poco, casi lo dice todo.
Hay quien prefiere decir y no dice nada
sin embargo, cuando habla el alma, todo está tan claro.
No hay sendero más oscuro que transite
aquel que no alumbra a fondo,
las rutas se iluminan solas con la luz del ánimo a pleno
No me interesan los que dicen palabras vacías
aunque tenga fama y sea ilustre su proclama.
Tampoco me gustan los que aparentan
y quieren decirlo todo, mezclando conceptos raros
que vienen desde la nada.
Yo les diría poco: ponte los zapatos pronto y pisa suelo seguro.
Que vanas son las palabras de aquel que dice tan poco
porque no habla con la esencia y finge decirlo todo.
Son como antorchas apagadas que no iluminan nada,
son como el día nublado que nos mantiene siempre en tinieblas.
Por eso no soy poeta, pero quiero que mi alma diga
no sabe cómo lograrlo cuando el mundo se torna vacío.
CARLOS A. BADARACCO
18/7/11
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