Noche de pasión,
noche de distancias,
de melodías alejadas
por vientos de silencios,
de sosiego,de enigmas.
Amores de ciudad
de plazas y arboledas,
amores de zaguán,
de perfumes de jazmín.
Noches interminables,
que desgarran ardores,
noches de presagios,
de melancólicas armonías.
Nostalgiosas noches estivales,
de incógnitas nocturnas,
de amores pasajeros,
de fugaces ardores.
Todo es igual,
cada día, cada noche,
cada hora de la vida.
Un pasaje al alboroto,
una noche interminable
apenas perceptible
de lunas y de estrellas,
de Whiskys y de vodka,
de cafés y de mujeres
Un lejano acorde,
un bandoneón inclaudicable
y la noche, la noche inacabable,
que agobia y que destruye
los amores más lozanos,
prostituyéndonos la vida
en gozos tan fugaces
que no valen un centavo.
Y al final, el desconcierto,
ese motivo de hastío
ese desatino con la vida.
El morboso desencuentro
con lo puro e incorruptible
que nos espera en el letargo,
en la gentil compañera
que apaciguará nuestro camino
y nos dará luz y esperanza
en el largo camino de nuestra
agobiada existencia.
10/8/11
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