Los traidores estaban, junto a ellos,
más traidores se juntaban en la playa,
estaban todos agazapados
como escondidos de la gente,
caminaban complacientes
aunque con la cabeza hundida hasta los dientes
en la arena tosca de la playa.
Cobijados con plumas de avestruz
y con la cola escondida entre las piernas;
largas letanías musitaban,
rogaban ante sus dioses y demonios,
golpeaban en su pecho los pésames,
gritaban sus culpas entre serpientes
que mordisqueaban sus talones obsecuentes
con saña mordisqueaban las serpientes
hasta en la misma consciencia de estos viles
Mordidos eran los traidores
y como si fueran decrépitos aún se alzaban
por encima de sus orgullos más ignotos
En el final guardaban sus orgullos más profanos
y como teniendo entre las manos un rosario del demonio,
rosario de finas espinas que se clavaban entre sus dedos,
rogaban tristemente por sus traiciones y sus pesares mundanos.
Las muertes de jóvenes idealistas
perseguirán los talones de los traidores,
traidores a su patria y a su gente,
traidores a sus hostias consagradas;
comulgaron el fuego del demonio
ante un Dios que albergó tantos odios,
comulgaron los farsantes ante el mundo
como santos de la biblia que negaron.
CARLOS A. BADARACCO
11/8/11
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