Le entregaré al sol mis alegrías,
mis quimeras a la vida,
a las estrellas mis anhelos
y habré de entregarle al poeta
la misma semblanza de la existencia
con que me ungió con firmeza
y con astucia me enlutó el alma.
Habré de cambiar los sitios
que envolvieron mis penas,
la luna la pondré en el lago
donde alumbró mis tristezas,
tendré al lucero del alba
como serpenteando atardeceres.
ya que en el alba adormiló mis encantos
mis alegrías y placeres
y habré de cambiar cada sitio
llevando a cada uno al lugar donde merece.
ser cautivo de la injusticia
para que sufran mis reveses
Dejaré para lo último a este amor tan profundo
que me cautivó con su belleza
y me selló de luto mi corazón enamorado
con un puñal al costado de mi sutil ilusión
hundiéndose con saña en cada rincón de mi amor.
CARLOS A. BADARACCO
13/7/11
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