viernes, 12 de agosto de 2011

AMANECER EN EL CAMPO de CARLOS A. BADARACCO


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Se están apagando las estrellas, la noche se va acabando
la estrella del Alba aparece, el horizonte se va aclarando
hay un rojo sombrío allá en la lejanía, una suave brisa se levanta
como llevando la escarcha, el sendero se cubre de flores,
el sol enciende su flama dándonos un calor tempranero.
aquí, entre los pinares, comienzan a lanzar gorjeos
los pájaros en la alborada, el olor a tierra mojada
y el frescor de la mañana penetra ya entre mis dedos,
furtivos rayos de luz se escapan entre las ramas
hacen brillar el suelo como brillan las estrellas tempranas
¡Qué suave la madrugada!, ¡cuántos valores entrega!
¡cuántos sudores comienzan a lanzar los labriegos al viento!
Entre las flores del campo, el cardo mueve sus ramas,
las liebres corren ligero buscando la dulce retama.
Sin fin se mueven los ojos, hallando pinturas primeras,
están en la misma estepa, los colores que nos brinda el cielo.
Hay que vivir profundo, la vida se nos viene encima,
no podemos dejar pasar un minuto más la belleza,
disfrutar de vida plena es el acto del hombre humilde,
aquel que sin corruptelas existe con orgullo altivo.
Apaga las luces la doña, la misma que me daba un mate,
temprano hace el pan en el horno y prepara también la leche;
los perros están contentos, mueven la cola y ladran,
están locos por el dueño que les brinda cariño puro.
¡Qué dicha nos brinda el campo, qué paz y que dulce jornada
nos espera con el viento todo, tan fresco en la madrugada!.

CARLOS A. BADARACCO
11/08/11


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