Subían al cielo los espíritus de la noche,
eran como luciérnagas encendidas que en la sombras se atraían,
eran también como antorchas iluminadas que en las tinieblas relucían
o como ángeles danzarines que se elevaban sin reproche
Subían al cielo los espíritus de la noche
casi meditando como enternecidos por la vida,
como abatidos y humillados por elevarse hacia los cielos
pero alzándose a las alturas como teas obsecuentes.
Subían casi sufriendo las ánimas perdidas
que exponiendo sus penas se alzaban entristecidas;
se encendían luminosas, se apagaban en silencio,
se mostraban como apocadas las ánimas en el cielo.
y mis sueños se llenaban de tristezas y gemidos,
allá en las alturas mis sentimientos compungidos
por las congojas que se quedaban como perdidas en los tiempos.
CARLOS A. BADARACCO
01/8/11
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