La vida nos entrega en cada día
momentos de alegría y regocijo,
cerrar los ojos a esas maravillas
es también negar la bendición de la existencia.
Estar preparado para la vida
es contar con el optimismo suficiente
para recoger de cada flor mustia que se nos presente
un legado de amor que fue vivido.
No echemos por la borda ni las alegrías
ni las tristezas de nuestro digno vivir,
agradezcamos a cada paso nuestro existir
y lanzando siempre una sonrisa a cada lado
invitemos al peregrino a tomar nuestra mano
para poder sobrellevar con optimismo
los avatares tan complejos de nuestro camino.
CARLOS A. BADARACCO
29/7/11
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