Ayer encontré una flor en ella encontré un alma,
estaba como encerrada, como pidiendo que la ayudara.
Descubrí que era un poeta, el mismo que antes decía
palabras sin sentido alguno, palabras casi vacías.
- ¡La flor me encerró en sí misma! - me dijo - ¡me hizo notar su esencia!,
me encontré de repente encerrado en lo más hondo de su existencia .
Noté que en ese lugar había una sola cosa,… ¡Identidad!,
la llamé enseguida por su nombre y se presentó ante mi
como una sentida nota, como si fuera un ser especial
que nacía de su mismo centro.
Comprobé que era inútil verla a través de sus apariencias,
sentí como crecía en mí el perfume de su presencia,
era nítida ante mis ojos el alma de esa flor tan bella,
su misma fuerza interior la hacía mucho más genuina,
entonces me dije a mi mismo, que el alma lo dice todo
no hay que buscar oropeles, hay que ver en lo más hondo,
allí donde la luz interior se viste de esencia pura.
CARLOS A. BADARACCO
3/8/11
No hay comentarios:
Publicar un comentario