sábado, 6 de agosto de 2011

PROFUNDA REFLEXIÓN de CARLOS A. BADARACCO








(PROSA POÉTICA)



En medio de la ciudad, de los valores tan vapuleados,
de los sufrientes moradores que pernoctan resignados,
hay como un sublime encanto que nace de sus soñares,
de sus profundos cantares y su magnífica libertad de amar
que se extiende libremente entre susurros y silencios;
hay también un encuentro con la intimidad más recóndita,
aquella que feliz se asoma entre los corazones amados,
la simple comprensión del hombre debería recogerlos
para proyectar sus ingenios con auténtica devoción.
En las recónditas almas y en los furtivos corazones
corre una sombra doliente que no respeta la ilusión,
se expresa de mil maneras y de mil formas se manifiesta:
los sinsabores, los vicios, los desencuentros, la traición
y sin embargo hay algo que nos une, que nos lleva de la mano
y nos alienta profundamente movilizando al corazón,
son los suaves mensajes que eleva sin límites el alma.
Aquel amigo de siempre que nos enseña con el espíritu
los sufrires más profundos que se sumergen en su fragor,
en las pasiones dolientes y en las desidias  de siempre
que corren sin paz y obsecuentes en su vida de relación.
Allí justamente está la compasión como ensayo de vida,
la piedad y la clemencia como alentando nuestra cesión.
¿Por qué no se muestra desde el fondo de la misma esencia
el misticismo del hombre por nuestra auténtica contemplación.
recordando aquella frase que decía:
"Ámame cuando menos lo merezca,
ya que es cuando más lo necesito."
o aquella otra que afirmaba:
"El corazón jamás habla,
pero hay que escucharlo para entender."
Deberemos recordar siempre como yo lo sostengo ahora,
un mensaje que mi padre me enseñó
"El árbol más fuerte y frondoso
 vive de lo que tiene debajo."
y el ser humano tiene desde sus más profundas raíces
la misma esencia como un todo en su más hondo interior.

CARLOS A. BADARACCO
6/8/11
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