Ojos de luz radiante,
como soles y diademas encendidas,
diminutos centelleos sublimes
y sueños que yacen sin penas;
todo es inocencia incluso es voz
que se extiende venturosa
como diosa extraída del olimpo,
con fulgores de rayos fastuosos
que sin querer se desprenden de los cielos.
Serán para los cruciales penitentes
que adorando al demonio se condenan
o quizás para aquellos que vehementes
dejan su interior provocando al infortunio.
¡Oh, Dios!,
¿dónde estará la verdad?.
aquella que salvara al mundo corrompido
y que sujeta a tu morada la abandona.
CARLOS A,. BAADARACCO
13/7/11
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