Quiero un par de ojos celestes,
dos labios,
una pequeña sonrisa
y un súbito amor.
Comprended mis ansias,
no me puedo contener,
soy la vida misma,
el cántico
de un espectro yacente,
soy también un soñador ardiente
que se refugia en el amor.
Corre por mi sangre
un rubor y un desvelo,
el clamor puro de mis entrañas
y las ardientes noches de soledad.
Sé que estoy como aprisionado
en la distancia,
los espacios ya no me alcanzan.
Se levantan ante mí,
ogros y fantasmas
para doblegar mi ansias
y mis constancias
Estoy aquí, al pie de una tumba
como esperando que sucumba
la lóbrega esperanza de morir
Abrazadme, no me entreguéis,
a los muertos se los respeta,
no se hostiga a los extintos
y yo soy un cadáver en cuyo rostro
se reflejan los pesares
y los vicios de la vida.
Un estupor y una furia contenida
despierto yo entre la gente,
me odian o me aman
en una clara dicotomía
y a pesar de esa virtud
yo me niego a existir sin amor.
CARLOS A. BADARACCO
22/8/11
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