sábado, 10 de septiembre de 2011

EN LA BRUMA DE CARLOS A. BADARACCO



 
En la espesa niebla matutina
se desdibujan las siluetas de la estancia,
los campos no se ven, se han fugado
tras un manto de bruma y pesadumbre.

Allí estaban los peones trabajando,
los tractores con la pala abriendo surcos,
las sembradoras lanzando las simientes,
las vertederas volteando la greda a un costado
y en la mañana  mojada de rocío
se levantan las hierbas entumecidas

¡Qué loco el tiempo que nos entrega esta mañana!
a las doce del mediodía se habrán disipado
las tinieblas matutinas y el sembrado
habrá dejado los surcos cubiertos por la tierra.

CARLOS A. BADARACCO
31/8/11

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