jueves, 8 de septiembre de 2011

TU FE A LA DISTANCIA de CARLOS A. BADARACCO







Cuando se enciendan las luces de la mañana
y en tu corazón renazca un nuevo día,
cuando escuches en los montes
un arroyo y el agua borboteando en su corrida,
cuando se levanten los rocíos tempraneros
y entonces te des cuenta que estás vivo.
cuando no haya tanta tiniebla
y te alumbre el  fulgor de un  cielo claro,
cuando el sol ilumine tu sendero
y los gorjeos se dispersen en el bosque,
cuando se asomen los fulgores por tu ventana
y nazcan nuevos aconteceres en tu vida,
cuando haya un sinfín de alabanzas
que te señalen el albor de la esperanza,
sabrás comprender el sentido de la vida
y compartir esa experiencia con tu entorno.
Cuando dejes esa vergüenza y te animes
a lanzar la felicidad que sientes a la distancia,
cuando tomes la mano de tu amigo
y le contagies esa razón de nueva vida,
cuándo no tengas en la existencia
otra misión que amar al “otro”
con la fuerza de un huracán embravecido,
cuando veas que el mar enfurecido
te salpique con su gotas  de alegría,
y el firmamento el entero te avive
con cada astro brillante desde el cielo,
entonces sabrás que esa, tu vida,
es el signo fundamental de la esperanza
y entonces entregarás esa confianza
 a los albores de la mañana
en un sinfín de gracias por la vida
por saber que estas vivo y que sientes
el amor tan libre como el viento.

CARLOS A. BADARACCO
23/8/11

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