Arrastro por la vida los sentimientos
de las piedras, los pantanos y los esteros,
están metidos en la tierra,
mis sentidos, mis latidos y mi sangre,
y en un rincón del alma,
pernoctan hasta
los mantos de estiércol
que se mecen en los lodazales.
Las rocas están allí,
como devoradas por el tiempo,
mi esencia está con ellas,
en medio de sus vivencias.
La tierra es indómita
como mi fuerza y mi bravura,
mi piel está reseca
como si el viento la puliera.
Siento el hielo en mis manos,
en mi cuerpo y en mi alma,
la relente ventisca del tiempo
se mete en mis honduras
y si me sepulto en la tierra
comparto hasta sus latidos,
como la misma santa madre
cuando parió mi puta vida.
Si yo me meto en la tierra,
allí encuentro mí esencia,
estoy hasta en la presencia
de las raíces y los fangales.
¿Cuántas veces habré muerto?
¿Cuántas veces habré nacido?
con el lodo entre mis cogollos
allá en lo más extenso de las pampas
allá en lo más hondo de mis entrañas.
CARLOS A. BADARACCO
22/8/11
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