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aquel corazón adusto y complaciente,
el mismo que aunque siente no fallece;
el que siendo un juez inapelable,
su pasión indomable lo lleva ante la gente.
luz en el día que todo lo ilumina
que en la vida germina con corazón ardiente;
el que a través de su don y su osadía
se levanta infalible en cada día.
entregando su mano, su fervor indulgente
el que más sufre en su labor de gente
aquel que lleva en su sentir presente.
un corazón de humano y sin destinos
y en rumbos de la sangre su llamada
devuelve la palabra de los muertos.
CARLOS A. BADARACCO
10/9/11
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