Al observar las cosas de la vida constaté
que en ella hay una constante metamorfosis,
conversiones impuestas por profundas propensiones,
que surgen de las costumbres que hombre esboza en su ansiedad,
los cambios son naturales pero cuando en lo vertiginoso
la vida se nos presenta como una constante de agitación
se comenten errores muy graves que afectan la dignidad.
Ser fiel a los principios que se esbozan en la vida
implica un saber que es digno de apreciar.
Es justamente a través de la fidelidad
cuando el hombre se aferra a los valores
para disfrutarlos con una sinceridad absoluta
y una autenticidad impoluta que se vislumbra en su moral.
Cuando un orangután se vite de hombre
suele cometer errores que denotan su falsa identidad,
no es a través de un disfraz que el hombre debe figurar
es justamente desde su capacidad de ser humano
que debe evidenciar la astucia, el coraje y su firme voluntad
de expresar su amor al prójimo con constante ansiedad.
El hombre fiel a sus principios es aquel que dijo alguna vez
“El amor es como la luna; cuando no crece es que mengua,
pero cuando se es fiel a un amor se lanza ferviente a su amada
con una voraz sensación de seducirla con la voz y siempre en calma”,
lo mismo ocurre con la vida cuando la existencia es la amada
porque te brinda un respeto sagaz a través de esa luz proclamada,
la misma que enciende los valores en un espíritu que proclama
paz, libertad y justicia para el hombre que vive con la fe en el alma.
CARLOS A. BADARACCO
6/9/11
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