Aquellos momentos
en los que la ilusión se enciende
y la naturaleza proclama
un sutil encuentro con la existencia,
La mágica esperanza de sentir un
mundo en el que la confianza renace
como un rosal que florece,
como una magnolia que crece.
Ese instante precioso
en el que veneramos los sueños
que se proyectan en el tiempo
con el candor de los silencios
y que el espacio pregona
con el correr de los vientos,
para endulzarnos la vida
y proclamar sentimientos.
Esa emoción profunda
que desde el cielo nos lanza
el firmamento entero
con sus astros y estrellas;
un corazón que palpita
que nos dialoga inquieto
y nos comenta bajito
cuánto fulgor se proyecta
en el rumor de los siglos.
Que la vida es bella
y que el amor la sostiene.
Observar en cada respiro
una fragancia distinta
que en la gente se siente
como un aroma presente.
Pues bien, la existencia
nos entrega momentos
para amar a cada instante
como un sentir genuino,
un mensaje de amor
con sabor a esperanza,
una expectativa de luz que
se proyecta en los tiempos.
CARLOS A. BADARACCO
23/8/11
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