UNA HOJA MÁS (PROSA)
"Para el profano,
la ancianidad es invierno;
para el sabio,
es la estación de la cosecha"
Anónimo
la ancianidad es invierno;
para el sabio,
es la estación de la cosecha"
Anónimo
Una hoja más, y van… Una hoja más y en todas ellas fue mi alma, fue mi vida. Veo el final de la alborada y estoy aquí dispuesto a escribir una hoja más. Pero esta es la más, en realidad, todas fueron la más.
Estoy en el mundo hasta que no esté, pero estas hojas perdurarán en el tiempo. Trascender fue mi intención, porque no tendría sentido mi vida si no fuera así. De qué sirve haber vivido sin una huella en el tiempo, sin hacer notar que alguna vez exististe, sin dejar de plasmar lo que fuiste, que fuiste alma, que fuiste amor y por amor viviste y por amor proyectaste todo lo grande que pretendiste ser.
Sí, voy a morir, como tú, como todos, pero he de vivir a través de lo que fui, de lo que construí, no sólo con lo que hice sino también con el amor con que lo hice, que lo sentí a flor de piel, porque amé a la humanidad y por ella sólo viví. Alguien me enseñó a valorarla, ¿fueron mis padres?, ¿mis hijos?, ¿mis amigos? ¿mi esposa?, ¿mis alumnos?, ¿fue Dios?, ¿fueron todos?; no lo sé, pero aquí estoy en el fin de mis tiempos escribiendo, una hoja más. Quizás la que tenga más sentido, por la huella que deseo dejar.
Nunca odié, pero sí proclamé justicia. Nunca renuncié a mi vida a pesar de los obstáculos y entre ellos está el fracaso y la envidia, el peor, porque viene de la ignorancia, de la jactancia, de la vanidad, de la idiotez. Surgen en mi las más estúpidas imágenes de los que pretendieron ridiculizarme, pero llenaron sin querer mi alma de piedad, porque la vida para ellos, creo yo, no tiene sentido; y lo peor es que creen haberla vivido con la “verdad”, una “verdad” que, por otro lado, sólo existe en la mente de quienes creen poseerla. El tiempo dirá cuál es la “verdad”
Platón afirmaba que la “verdad”, que el “bien”, que la “justicia”, provienen de un mundo perfecto, eterno, ideal, inmutable, invisible, inteligible, único; que a él se llega a través de la razón, que es el verdadero ámbito de ser, si nuestro saber se edifica sobre estas cosas alcanzaremos el conocimiento propiamente dicho, el verdadero sentido de la vida. Siempre fui un filósofo, al menos así pretendí plasmar mi perspectiva acerca de la existencia.
¿De qué nos sirve entonces apartarse de ese camino virtuoso que nos llevará a alcanzar la felicidad?, la misma que perseguía Aristóteles. Son los valores inalterables los que nos llevarán a esa meta; y son estos valores los que deberá asimilar nuestra humanidad para poder resistir ante la injusticia, el oprobio y la bestialidad del mundo en el cual vivimos. Incluso Dios afirmó que la vida será una constante lucha entre el bien y el mal, podrás creer en Él o no, pero no hay duda que el bien triunfará sobre el mal. Por ello siempre pretendí, más allá de mis imperfecciones ser un triunfador.
A mis hijos y a mis alumnos del alma deseo dejarles este mensaje, para que sean continuadores de mi sentido de la vida, y que a pesar de sus errores, siempre retomen el camino de la “verdad”.
CARLOS A. BADARACCO
1/07/09
No hay comentarios:
Publicar un comentario