Suave atardecer en el crepúsculo.
Los alerces erguidos se mecen,
sostienen pájaros en la bruma
que baten sus alas alarmados.
He de seguir este camino
que me lleva a una naturaleza sombría.
Se mecen los recuerdos en las noches
sin penas, sin castigos, sin reproches.
He de agitar las alas como las aves
sosteniendo mis valores y mí esencia.
He de concluir con las divergencias
que pernoctan sin sentido en mi vida
Alguien, no sé quién, está escondido
entre las ramas de los alerces erguidos,
allí en lo oscuro de la noche se proyectan
fantasmas que diabólicos se ocultan.
Mi pasado, no me obliga, lo sé
no me importan los destinos de otras vidas
me inquieta sí, los que en perjuicio
intentan destruirme sin sentido
Algo más…, sí, es mi vida,
qué importan los dichos deshonestos,
lo son, si para mí lo son,
pues no hay que mirar al costado
la vida es una sola y solo hay un principio,
miles son las metas que se proyectan,
yo decido cuál de todas es la mía.
CARLOS A. BADARACCO
11/6/10
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