No derramaré una sola lágrima contenida,
ni un solo hálito de tristeza esbozará mi ser
por no agradar con mi lenguaje a unos pocos.
Estoy persuadido de ser un poeta,
de eso que no quepan dudas;
malo o bueno, lo soy.
Simplemente decir con el alma
es decir la letra que se lee,
que se place, regocija y emociona.
Quizás no agrade a uno
pero habrá miles que en secreto me estimulen,
me llenen de adoración por la vida
y aviven mis deseos de vivirla con alegría.
No entiendo a los que empobrecen al lenguaje
queriendo sellar en sus letras lo inentendible,
son quizás seres que no comprenden,
la belleza de un poema sereno, sutil y dulce.
Los jóvenes se quedan impávidos
cuando al leer no comprenden lo que perciben,
entonces el mensaje queda oculto
en un “sin sentido” elitista y arbitrario.
Mirad la carita de los niños
y entended que merecen
un lenguaje claro y firme
para que el mundo sea un crisol
donde la paz enaltezca la existencia.
De qué sirve entonces la lectura
si se hace incomprensible a los indoctos,
aquellos que por contingencias de la vida
no llegaron a deleitarse con las letras.
Prefiero escribir sencillo y ser franco
a la hora de expresar mis sentimientos,
así llegaré aún más lejos
pretendiendo exaltar los corazones.
CARLOS A. BADARACCO
19/6/11
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