Una luna que aparece de día,
inmensa
como inmenso es mi amor por la vida;
fenomenalmente
iluminada por la mitad,
como si estuviera
solo
medio enamorada.
De día también
aparece un lago congelado
y el sol al calentarlo
más lo hiela, más.
Los pinos crecen al revés
la copa para abajo,
las raíces para arriba,
como queriendo ser bellos
pero ocultándose
a la ves
y las raíces,
que son feas,
se nutren del aire,
para ser más feas aún.
El amor aquí
se transforma en odio
y el odio siempre
se transforma en amor.
Este es un mundo diferente,
es el mundo del no mundo
y del mundo al final,
es la pasión de la no pasión
y de la pasión a la vez.
Es un mundo de amor,
aunque no lo sea,
y lo sea también.
Es un espacio de guerra,
las bombas se transforman en flores.
Es la tierra del nunca jamás,
es mágica, es dulce,
pero, a la vez agresiva,
belicosamente amorosa.
Es el mundo de la contradicción.
es un mundo de paz
y de maldad
pero una maldad amorosa,
llena de virtud.
Es un cosmos
que debes conocer,
lo que veo sólo es superficial,
pero me agrada
y no me agrada,
estoy también
pero no estoy,
también.
No lo entiendo,
pero me llama,
me proclama,
me provoca,
me protege,
me subyuga,
me enternece
y también me agrede
pero es una agresión
afectuosa, cariñosa,
tierna, de paz
y de amor.
Es un suspiro
que se transforma
en algo irracional.
Es la tierra del no ser,
y del ser,
y ser más cada vez, más.
Si no me comprendes
es porque tampoco me comprendo.
Lo que pienses de mí,
al contarte esto,
también lo seré.
Sus habitantes
dicen ser infelices,
pero también
se muestran felices
y dicen ser felices además,
porque simplemente lo son,
¡Gracias a Dios!,
y no lo son a la vez.
CARLOS A. BADARACCO
3/2/09
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