Mira en tu interior
allí escondida cual oscuridad de vida
está la muerte oculta,
esperando resurgir temprana
cuando se despierte el alba.
Allí, en tu profundidad mundana
la muerte espera solapada, inerte
reclamando el fuego concupiscente
que surja enfurecido como gárrulo virgen
¡Aviva la vida, no la ocultes!
pues al acecho está casi insensible,
la horripilante muerte.
La saciedad que oculta está sembrada
de grandes hostigamientos, de frialdad y saña.
En la cueva oscura de tu interior aguarda
como esbelta locura que sin sentido arda.
Maléfica, procaz casi mordaz, insidiosa,
esperando el momento justo de condena ciega.
CARLOS A. BADARACCO
27/7/10
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