Renazco en los valles de Aliwe
allí donde mi corazón advierte el sentido de la vida,
un pueblo que vive dentro de mis ojos,
dentro de lo que querría, sin despojos,
el pueblo de mis memorias,
de tiempos de mente sin presente,
con concretos principios con historia,
sumergidos en un abismo de memoria,
un imaginario sin pesares y tormentos
que vengan de humildes recuerdos de provincia.
Está todo en mi alma, vive allí
sin esperanzas de surgir, ni de vivir;
brotan como cantares de Aliwe, como largas letanías,
desprenden visos de razas y costumbres,
de bendiciones de Verbos y Dones.
¡Ay, mi pueblo de imaginarias tradiciones!
de paisajes pintados de brillantes colores,
acuarela, acuarela, acuarela de visiones,
de montañas y cielos sin límites de belleza,
que vierten hábitos de respeto y sutileza,
¡Ay, no te borres de mi mente!
¡Ay, que necesito que vivas!
y después pueblo querido déjame vivir
bajo tu imagen errante.
03/06/09
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