viernes, 3 de junio de 2011

ENVEJECER de CARLOS A. BADARACCO

(DERECHOS RESERVADOS)











Añoro, triste, el amar
en las noches serenas de la playa,

sea con la brisa del mar,
durante el invierno

o durante el verano caluroso
de un febrero enamorado,

al vibrar los vientos
con un sonido estridente

o con la corriente lejana
de un océano encrespado.

La arena mojada me atrae,
toca mis pies, me excita,

la luna en lo alto que alumbra
un largo camino sinuoso

presagia una noche fría
y un extraño lamento morboso.

En las olas se ve ese camino
chocar contra la roca encumbrada.

Añoro esos días de antaño
que ardían en mi cuerpo apasionado

Se levantaban sobre la faz de la arena
ardores que contagiaban mis arterias,

y las gaviotas que alegres se enamoraban
abrazaban fervientes mis placeres.

La lejanía me ha quitado todo
y mi edad proclama mis pesares

hace brotar en mi mil locuras
que se vuelven de piedra y sin ternura

cuánto amor ha quedado allá en el tiempo
cuánto dolor siento hoy tan retirado.

CARLOS A. BADARACCO
10/1/10

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