En cada rincón,
en cada copa,
en cada sorbo de café,
Buenos Aires se advierte toda
presente en la sensación.
En cada instante de la vida,
en un momento de tertulia
o de ferviente pasión,
la existencia misma, el corazón
se contiene en su presencia,
porteña por sublime esencia
y entrañable desde la emoción.
CARLOS A. BADARACCO
10/10/10
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