A lo largo de una calle empedrada
corre una sombra doliente
que presagia un adiós inesperado,
es el tango que se nos va…
pero vuelve, siempre vuelve.
Nuestro sentimiento nace
justamente en el instante
en que la vida madura.
Consciente y dura
sabe leer la existencia
y plantar su presencia
frente a la lucha con coraje.
Corre la sombra, corre
bajo los paraísos del barrio
donde cobija su fuga
mientras la noche se esfuma.
Serenatas de albores nuevos
nacen a la distancia
donde los jazmines florecen,
donde los senderos se pierden
Y en cada zaguán nace el amor
con ardor, con clamor
y el tango frenético
acompaña ese dulce albor
que surge sin sabor
desde el fondo del paisaje
Un farol encendido
Ilumina la esquina
y sin querer se estima
el frenesí naciente
sabio y ardiente
en cada rincón del barrio
CARLOS A. BADARACCO
25/09/10
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