Las luces nacientes del amanecer
traen sabores a tierras lejanas,
de suaves colores se visten ufanas
hasta convertirse en un acontecer,
iluminado fugazmente
con guirnaldas de cielo azul.
Y la brisa,
avanzando desde esas tierras
de suaves colores se visten ufanas
hasta convertirse en un acontecer,
iluminado fugazmente
con guirnaldas de cielo azul.
Y la brisa,
avanzando desde esas tierras
enamoran al paisaje matutino.
Y las nubes
se advienen serenas
desde el poniente,
amando fervientes
la suave luz de la mañana.
Y el perfume
nace de cada flor inmune,
como soslayando la fiebre
que ardiente se levanta
entre fecundos sentires.
Y los arroyos
arrullan con tibios manantiales
de aguas danzantes
que serpentean
el curso de las riberas.
Y las aves
revolotean zigzagueantes
entre los furtivos rayos
de luces mañaneras.
Y los árboles
frondosos, gigantes descansan
aguardando la paz que merecen
del hombre osado, que los acosa.
Y las hierbas
cubren las tierras fervientes
de amores que nacen irreverentes
entre los copiosos matorrales
y arbustos exuberantes.
brisas tempranas,
luces del cielo,
aves que vuelan,
distancias, vientos,
arroyos templados,
perfumes de cielos,
¡Qué más para ser feliz!
CARLOS A. BADARACCO
12/4/10
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