En el fondo de la sala
suena el piano,
lo hace en el silencio del ambiente,
como si fuera una música lejana
dulce y romántica dispuesta para el alma.
Finamente entonadas, las notas se desgranan
melodiosamente, alentando al espíritu
que maravillado esboza su placer
desde la misma esencia.
Suena en mi presencia la mágica tonada,
y tímidamente se transmite a todo mí ser estremeciéndome
En la sala los recuerdos brotan como ensueños,
y un amor ausente pareciera emerger desde el espacio
pretendiendo enviar un mensaje de esperanza. y de consuelo
Al finalizar la tonada, un fino gorjeo de pájaros
se desprende de la melodía, y surgen entonces
tímidos rayos de luz que se proyectan
en el interior de la estancia,
como alentando mi sufrir
Todo es un ensueño que negara la existencia
para transportarme en el espacio infinito
flotando por el vacío de la eternidad.
Buscando quizás ese recuerdo ausente.
A lo lejos la luz impactante
del cielo infinito surge de la nada
indicándome el camino hacia la paz más absoluta.
El espíritu del autor me invade el alma
y me incita a la rebelión
contra la misma vida solitaria
y con ese amor perdido;
pero contrariamente
rescato otra sensación que deseosamente
me llena de amor y me hace ver la realidad
con una mirada de fuerza interior,
de energía vibrante y placer infinito,
que me invade por entero y me lleva a valorar
los instantes más sublimes de mi valiosa presencia
CARLOS A. BADARACCO
15/07/09
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