"La vida no es un problema
Muchas veces recreo en mi mente recuerdos imborrables; de ellos me alimento a la hora de expresar mis sentimientos. Creo que las palabras que se dicen deben ser auténticas, haber vivido cada uno de los momentos que se pretenden expresar con intensidad, eso ayuda cuando se desea interpretarlos a partir de las palabras. Soy de los que piensan que nada puede decirse que no provenga de sentimientos puros que nazcan de lo profundo del corazón. Frecuentemente me valgo de algunas de las frases dichas por grandes personajes de la historia de la humanidad, en este caso he decidido expresar una de Pablo Cohelo. Él afirma que “Cada trecho recorrido enriquece al peregrino y lo acerca un poco más a hacer realidad sus sueños”. Pues he recorrido un trecho muy importante para mi vida. Hoy, que vivimos la era del relativismo, donde la superficialidad se destaca por encima de los valores, pareciera ser que el amor, se ha perdido, que ya nada nos conmueve, siquiera el dolor de los demás. Seguramente algunos no coincidirán con mis apreciaciones, pero son puntos de vista respetables porque nacen del corazón, y gracias a Dios, nadie tiene la “verdad”.
No hace mucho en uno de los recreos del colegio, donde ejerzo cátedra., un grupo de alumnos charlaba conmigo y furtivamente se les escapó una pregunta,… profe… ¿Qué es el amor? De acuerdo a mi forma de pensar esta pregunta pareciera tirar por el suelo todo lo que antes dije. Mi respuesta, fue la siguiente: “el amor es entregar todo sin esperar nada a cambio”, quiero expresar que esta respuesta tiene sin duda un contenido muy difícil de interpretar, por lo menos para mí, y por ello los alumnos me pidieron que la aclarara, y allí se me presentó el problema, porque no era fácil hacerlo. Recuerdo que afirmé que frente a todo aquello que amamos debemos entregar todo, aún la vida si fuera necesario, como aquella madre que es capaz de darla por su hijo, de la misma manera debemos entregarla por aquello que amamos o creemos. “Sin esperar nada a cambio”, siquiera reconocimiento alguno, sólo debe preocuparnos la felicidad del “otro”. Inmediatamente expresé mi sentimiento hacia ellos, sabía que ahora iban a comprender muchas cosas acerca de mí…, afirmé… ¡que los amaba!
Tímidamente esbozaron una sonrisa. Me di cuenta que la palabra amor hoy está muy bastardeada, justamente por ese relativismo barato que hoy nos identifica y hace que nos sintamos intimidados frente al contenido tan profundo que guarda este concepto.
Lo cierto es que si comenzáramos a utilizar el término en forma auténtica sucedería todo lo contrario a lo que hoy ocurre y para explicar esto me valgo de un anónimo que me llegó un día, el mismo decía que: “con el amor, se acabarían las envidias entre las personas, nadie sería capaz de criticar a nadie”(…),“controlaríamos nuestras actitudes, para evitar que ellas nos controlen”, (…) “aprenderíamos que de lo que se siembra, se cosecha..., si se siembra odio, se cosechará odio, si se siembra amor, se cosechará felicidad”, (…)“que dos personas pueden mirar una misma cosa y ver algo totalmente diferente”, “que los que son honestos consigo mismo son los que llegan más lejos en la vida”, (…) “que amar y querer no son sinónimos, sino antónimos, que el querer lo exige todo, pero el amar lo entrega todo”, porque el amor fundamentaría todos nuestros actos. Lo triste es darnos cuenta que nuestra vida, la única que vivimos y que tiene un sentido profundo, justamente esté desprovista del amor que debería justificar todas nuestras actitudes. Pienso que es la única manera de encontrar la felicidad.
Y volviendo a la frase de Pablo Coelho, “Cada trecho recorrido enriquece al peregrino y lo acerca un poco más a hacer realidad sus sueños”, pienso que el trecho recorrido siempre debe estar impregnado por un amor auténtico, de esa manera podremos hacer realidad nuestros sueños.
Amigos, aprovechando este texto que alguna vez leyera en un acto de graduación, deseo que esta noche comience para todos los habitantes del mundo una nueva manera de ver la cosas, que no se contemple a la existencia sino desde nuestra misma esencia, desde una óptica donde nos demos cuenta que somos “SERES HUMANOS” y pongamos siempre en evidencia la injusticia, para exaltar los valores más preciados por el hombre, la:
“Responsabilidad, Honestidad, Gratitud, Sinceridad, Generosidad, Decencia, Solidaridad, Prudencia, Docilidad, Sensibilidad, Crítica Constructiva, Sacrificio, Desprendimiento, Comunicación, Optimismo, Compasión, Amor, Servicio, Superación, Voluntad, Paciencia, Sencillez, Comprensión, Bondad, Amistad, Lealtad, Respeto, Perdón aunque no olvido, Alegría, Empatía, Respeto por la familia, Aprender,
Autodominio, Superación, Coherencia, Sana Diversión, Orden, Experiencia, Autenticidad, Transmisión de la felicidad, Fidelidad, Sociabilidad, Objetividad, Consejo, Patriotismo, Magnanimidad, Flexibilidad, Sobriedad, Obediencia ante lo justo, Liderazgo Honesto, Autoestima, Laboriosidad, Libertad, Carácter, Amor por paz, Perseverancia, Valentía.”
CARLOS A. BADARACCO
17/7/08