Te acercas tú, arrogante y acechante
buscando los despojos de mi vida
y en rauda noche me atormentas
pretendiendo robarme la armonía
Nacen de tus entrañas los momentos
más sublimes de mi solitaria vida
y te levantas ufana ante la angustia
De verme absorbido por la agonía
Oh, lasciva arrogancia desbordas
absorbiendo mis últimas energías
y atosigas vehemente la alegría
De saberme desgraciado y sin fuerzas
Quiera Dios y te ilumine
para esgrimir al menos una lágrima
que deslinde una falsa opción y desestime
el apiadarte de esta situación sin cordura.
CARLOS A. BADARACCO
28/10/10
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