Aliento mis días
con sublimes gotas de rocío,
traen un mensaje de amor nocturno
que se disgrega en las melancolías mañaneras.
Suspiro en las alboradas
por las tenues gotas de alegría
que bajan festivas desde el cielo
presagiando instantes de alegría,
están como dispuestas en racimos
de brillantes apariencias de diademas,
se sumergen en los valles y en los ríos
se diseminan con fulgurantes centelleos
Son ellas las febriles mensajeras
de amores que se elevan a los cielos
trayendo recados de amores infinitos
que yacen en las alturas cautivados.
Allí, justamente ensimismados,
los preludios de las auroras se armonizan
vertiendo los mensajes que solemnes
llegan a colmar nuevas pasiones.
¡Ah, la alborada, qué sublimes preludios nos entrega!
de los gorjeos más vehementes en los nidales
hasta los borboteos de los arroyos incipientes.
Todo el universo me cautiva
ante el solemne mensaje de los cielos
pues es como un sonido que se adviene
en el alma y en la vida del deseo.
CARLOS A. BADARACCO
13/6/11
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