Un sueño, quizás un delirio,
camino, surco y levántome, riego, tomo y decaigo
presagios de la vida, mi sombra, mi sollozo.
El fin de la existencia, de la lucha, del camino
es horadar, cavilar, incitar al destino.
Mi paupérrimo cerebro, tan indignado,
clama justicia en un gemido dramático,
y yace inmóvil por la soledad.
¡Oh, hermanos, mi vida, la nuestra
sumergida en un estado de despojo!
abismo cruel que nunca escojo
que me colma y me ultraja, me conduce
En vano grito, suplico, reitero, exhorto
un pedido de auxilio, de asistencia,
un pedido de auxilio, de asistencia,
de infinita comprensión, misericordia,
un tímido desahogo en mi sufrir.
¿Delirio y fantasía?, ¿desesperanza?
al fin, sin descanso, la irreflexión,
los contiguos confines del infierno,
la lozana avidez de un tormento,
al fin, sin descanso, la irreflexión,
los contiguos confines del infierno,
la lozana avidez de un tormento,
me seduce y me incita al fin.
CARLOS A. BADARACCO
17/10/10
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