jueves, 21 de julio de 2011

MAGNANIMIDAD de CARLOS A. BADARACCO










Llama la música, llama la vida;
llama la naturaleza, clama la paz;
invocan las flores y surgen los amores,
los manantiales, los albores
y la vida presente, bella, omnisciente.
El sol brilla en las alturas
y su fulgor se traduce en ternuras
Cada cosa en su lugar,
el equilibrio es el soñar
de las luces en la realidad,
de los colores en la majestad.
Los arroyos, los espejismos,
los rayos furtivos entre los pinos,
la araucarias y las magnolias
pendiendo sacramente de las sequoias.
Todo es placer, todo es amar,
brillo interior que se confunde
con la belleza en la que se funde.
Entre las ramas de un abeto
y la frescura de un soneto
la música nos eleva
y sublime nos subleva
ante la malicia de los hombres.
Paz en el mundo, en la naturaleza,
en la nobleza de las existencias
junto a la  vida y la presencia
del derecho a la felicidad,
la templanza y la amistad.

CARLOS A. BADARACCO
25/09/10

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