Lejos, perdido en el tiempo
buscando donde guarecerme de los pasados,
de los tiempos condenados
por la miseria y el destierro,
olvidado por la misma vida,
por los espíritus del recuerdo,
por las almas del purgatorio,
por las sirenas de la injusticia,
Lejos, perdido en la distancia
más allá de la existencia
de los humanos y los diabólicos
presagios de locura y paranoia,
conmigo mismo, con mis recuerdos,
con las enmiendas de mis tiempos,
con la desidias y los lamentos
de una simple evocación y mis tormentos.
Lejos, más allá de las mentiras,
de las verdades más profanas,
de los ultrajes de la existencia,
de las cadenas de ficciones
esperando que la justicia
que me inculcó la presencia
de un Dios soberano
y de un cielo prometido
Lejos, muy lejos de todo,
pero aún de mí mismo
CARLOS A. BADARACCO
2/12/10
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