LA SALA DE ELISA (DERECHOS RESERVADOS
La silla, en el salón solitaria,
un candelabro y la gran biblioteca,
una ventana con el cortinado deshilado,
un piso de madera casi arruinado,
y allí, junto al espejo como ensimismada,
tú,
con un listón de seda en tu cintura,
y otro atado a tu pelo ensortijado,
un vestido de gasa amarilla
y un anillo diminuto en tu dedo
y allí, junto a la chimenea encendida,
tú,
recordando pesares
un pequeño busto de Beethoven te acompaña
y junto a ti, la soledad, como abstraída.
Un grito contenido de amor lejano
y un suspiro cruel de recuerdos profanos.
Un diario de vida abierto en la página once
donde el amor se desplegaba
frenético, ferviente, casi ardiente
y allí, como suspendida en el tiempo
tú
y tu mismidad inacabada.
CARLOS A. BADARACCO
12/6/10
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