domingo, 10 de abril de 2011

CON EL ALMA ENCENDIDA de CARLOS A. BADARACCO


 






























Corro ciegamente los caminos,
con el barro en los tobillos.
Pasaron los años y yo troto
con la prisa de un niño,
inocente, cándidamente
como recordando los tiempos
en que tú, mujer,
encendiendo mi alma
iluminabas mis días
como una antorcha encendida.
Recojo del aire mismo
que respiro con mis sueños
ansiando a toda hora
aquellos besos de boca,
los abrazos y las caricias
que adornaron mis delicias.
El agua en la acequia
corre tan aprisa como yo
sabiendo que al final del camino
la felicidad nos espera a los dos.
El viento corre también
embelesado, fascinado,
con los aromas del pasado
que envolvieran nuestro amor.
Corre con la prisa adolescente,
con las ilusiones en la mente
como si fueran de un día
los tiempos que ya se fueron.
Las nubes me acompañan
y el rocío me moja
como si fuera una rosa
dispuesta a florecer.
Me dejo llevar por el destino
y al final del camino
con mi mente enceguecida ,
con mi espíritu enardecido,
la misma vida que me enamoró
ahora me lleva al abismo.
Te vi allí con otro amor
con tus hijos  y feliz
te vi tan alegre
que mi corazón se detuvo
y mi alma se elevó
a un cielo inesperado
a un sol que se apagó.

CARLOS A. BADARACCO
08/03/11


No hay comentarios:

Publicar un comentario