domingo, 22 de mayo de 2011

LA SALA DE LA ABUELA de CARLOS A. BADARACCO






En la sala, la ventana y las cortinas,
los cuadros de la abuela y el espejo,
 lentamente cobran significado
con un recuerdo a cuesta ensimismado.
Un medallón de oro y un anillo
dispuesto sin cuidado sobre la cómoda,
el mantillón de misa y el devocionario,
unos pendientes prístinos de agua marina.
Débilmente se esboza un artilugio
que palpa el pasado como ensalzado,
más vívido mientras más recordado.
Un aire de hastío, mustio, húmedo y helado
recorre la historia de la sala,
una triste historia desventurada,
engaños, traiciones y amarguras.
Gradualmente se renueva la asfixia
y las telarañas cobran tétrico significado.
El mundo afuera como si nada
y adentro los recuerdos pernoctan exasperados.
De tristeza y eternidad se alimentan
los tormentos vividos en el pasado.

06/04/2010

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